El pasado miércoles murió en Córdoba Mariano Rosa Castiñeira, natural de Palma del Río y durante muchos años profesor de química en la antigua Universidad Laboral de Córdoba, en Rabanales.
Mi tío Mariano fue quien me hizo amar y conocer de cerca el mundo de las abejas. Nos vestíamos con esas ropas tan espaciales, nos preparábamos con toda una serie de aparatos artesanales y nos acercábamos a las colmenas, habitadas por estas trabajadoras y colaboradoras con el ser humano. Las aplacábamos con humo, a mi se me aceleraba el pulso oyendo el zumbido de cientos de ellas y sacábamos panales con la miel más exquisita que recuerdo.
La industria de la miel en las zonas de sierra de Córdoba como Hornachuelos va acompañada de unas tradiciones y unos productos de gran calidad que nos hacen recordar nuestra infancia: mieles de sierra, de azahar, milflores, melojas, jalea real, polen… Son productos que tanto gustan con el paso de los años y que se adaptan perfectamente a las tendencias de respeto al medio ambiente, además de hacer un gran beneficio a la agricultura con la polinización.
Cuidemos nuestras abejas, estemos atentos a los fitosanitarios permitidos y a sus momentos adecuados de tratamiento y valoremos a los apicultores para que puedan seguir manteniendo este arte tradicional.
Vaya esta entrada al blog como homenaje a un hombre bueno, Mariano Rosa.
Os dejo un enlace de Youtube que refleja el trabajo de los apicultores en la Sierra de Hornachuelos. http://www.youtube.com/watch?v=-AtkZ8zOmlA
1 comentario
Precioso oficio el de apicultor. Qué suerte tienes de poder disfrutar de la apicultura por vuestras fincas. Nosotros, pese a estar en tierra de miel, no les tenemos tanto aprecio como quizás se merecen por su trabajo, y es que las hacendosas abejas, tal y como su genética les manda, se dedican a polinizar y llenar de semillas el fruto de nuestro esfuerzo. Y claro, por ahí ya no. Que una cosa es valorar el esfuerzo de una profesión y otra muy distinta es que jueguen con tu pan.